La contaminación atmosférica, la excesiva exposición a la intemperie, la radiación UV, el hollín y el contacto directo con restos de combustible son las principales causas del deterioro, el manchado y la destrucción de la madera que no posee protección.
Las maderas absorbentes son propensas a impregnarse de estos contaminantes. Por lo tanto, es necesario actuar con rapidez y aplicar los pretratamientos y esquemas indicados para que el problema no se convierta en un daño permanente.
La primera recomendación preventiva es procurar que la madera sin protección no entre en contacto con la intemperie.
Si esto no fuese posible de forma inmediata, se recomienda aplicar a la brevedad revestimientos de protección. De esta manera se evitará que la madera comience a percudirse y alcance un deterioro profundo.
Aplicando sal de limón en una solución de agua tibia/caliente (30ºC) se logra blanquear por oxidación la madera y así cambiar ligeramente su color natural.
El problema también puede resolverse mediante un hidrolavado con detergentes neutros. En este caso, se deberán ajustar las emisiones de agua con el objetivo de impedir una absorción excesiva. Este proceso debe realizarse siempre que se observen sustancias grasosas adheridas (hollín, restos de combustibles, etc.).
Por último, para restaurar la madera y devolverle sus colores, pueden seleccionarse productos entintados transparentes: impregnantes, barnices o lacas que permitan ser teñidos con la utilización de colorantes.
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