Estos organismos aparecen cuando se producen condiciones climáticas adecuadas para su desarrollo y su multiplicación, como las concentraciones altas de humedad en áreas específicas, sumadas a una temperatura de rango medio. Con este tipo de clima, es probable que los hongos, el moho o el verdín se fijen a una determinada superficie (pintada o sin pintar) y desarrollen su tamaño, ya sea en ambientes interiores como en exteriores.
Si bien es sabido que sin la existencia de humedad no podría pensarse específicamente en hongos, es necesario tener en cuenta las siguientes situaciones y condiciones:
- En interiores, los baños y las cocinas son los espacios más críticos, ya que en ellos se genera vapor de agua a temperatura media y en condiciones próximas a la saturación.
- En ambientes poco ventilados, o bien calefaccionados por sistema infrarrojo, se incrementa el riesgo de contar con hongos, moho o verdín.
- En espacios exteriores, las superficies orientadas al sur y las que reciben pocas horas de luz solar son las que más favorecen la presencia de moho y verdín.
Si bien las pinturas antihongos son eficaces como soluciones preventivas, es necesario lograr una eliminación completa de las colonias a través de tratamientos anteriores.
Aplicar fijadores en los cielorrasos resulta nocivo y favorece el rápido crecimiento y el desarrollo de estos organismos.
La pintura para cielorrasos puede ser utilizada como base y también como terminación.
Las superficies donde se observen hongos deben ser lavadas con un cepillo, utilizando una solución de agua lavandina diluida al 15/20%. A continuación debe enjuagarse y secarse correctamente, antes de aplicar los productos indicados.
Los hongos, el moho o el verdín no siempre son visibles. Por ello, es recomendable aplicar soluciones de lavandina a modo preventivo.
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