Se produce cuando sustancias básicas (denominadas álcali) aparecen sobre una determinada superficie. Es el fenómeno opuesto a la acidez. Genera daños en aquellas pinturas que se aplican con posterioridad y también en las que fueron aplicadas previamente.
Cuando afecta los esmaltes sintéticos, produce saponificación: una reacción que transforma las sustancias grasas del esmalte en un jabón soluble al agua.
La alcalinidad está siempre presente en las mezclas cementicias (formadas por cal, cemento y arena), debido a que sus componentes son alcalinos.
Los revoques realizados con estos materiales son alcalinos siempre y desde su origen.
Al realizar trabajos nuevos o reparaciones, parches, etc., se recomienda cumplir los plazos mínimos para lograr un fraguado completo y una eliminación completa de la humedad (agua) de los morteros. Este plazo es de 90 días a partir del revocado. En caso de no respetarse, aumenta el riesgo de que la pintura sufra deterioros.
Se recomienda evitar la aplicación de pinturas en condiciones de alcalinidad. Para tratar los revoques secos y fraguados, con un cepillo debe aplicarse una solución de ácido muriático diluido al 10-20%, dejar actuar durante 30 minutos y enjuagar con mucha agua. A continuación, chequear el estado de la superficie utilizando un papel pH o bien una solución alcohólica con fenolftaleína, para comprobar un valor de pH 7. En caso de que la superficie continúe alcalina, repetir la misma operación de lavado ácido hasta obtener un valor de pH entre 7 y 8. El pH se mide con una escala entre 0 y 14. El 0 indica la mayor acidez. El 14, la mayor alcalinidad. La neutralidad se encuentra en el punto 7 (ni ácido ni alcalino). Esta es la situación ideal para aplicar pintura sobre revoques. También se debe eliminar por completo la humedad. Solo cuando la superficie se encuentre neutra y seca, podrán aplicarse con seguridad los fijadores o los autoimprimantes elegidos.
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